Hace más de dos años, a través
de estas mismas páginas de DBF, hablábamos del proyecto de un
nuevo parque para Logroño, el Parque de La Ribera. Una actuación
medioambiental vinculada al urbanismo y presentada como principal
referencia de la ordenación de los Planes ‘La Ribera’ y ‘Campus’.
Es cierto que ésta es una de las principales dimensiones de un
proyecto que tiene que ver mucho con el crecimiento de la ciudad,
con el desarrollo residencial a orillas del Ebro y con la integración
urbanística de infraestructuras de referencia para Logroño como
son la nueva Plaza de Toros y el recientemente construido Palacio
de Congresos.
Sin embargo –a falta de completar algunas de las actuaciones en
la zona, principalmente las residenciales, así como la urbanización
definitiva de los accesos, entorno de las instalaciones; e incluso
el trazado y construcción del nuevo puente, el quinto sobre el
Ebro, proyectado junto al Palacio ‘Riojaforum’–, el parque parece
haber obtenido el favor de los logroñeses (a juzgar por su afluencia
apenas conocida su apertura al público). Algunos motivos son sus
generosas dimensiones (23 hectáreas; o lo que es lo mismo, la
totalidad del parque San Miguel aumentada en un 50 por ciento),
los agradables espacios estanciales y, principalmente, su aportación
al paseo verde que completa toda el frente de fachada al Ebro
desde la Universidad hasta El Cubo de forma ininterrumpida.
Una imagen diferente
El Parque de La Ribera supone una nueva imagen para Logroño. Si
no fuese por el dibujo de las torres de la ciudad antigua al fondo,
al pa-seante le sería difícil imaginar que este espacio ya existía
con anterioridad, que ahora invita a contemplar el Ebro y que
se desenvuelve con holgura entre las grandes infraestructuras
que –aunque opiniones hay para todos los gustos– no desentonan
bruscamente con el paisaje, integrándose en él como señas de identidad
del mismo. Ofrece, en definitiva, una imagen distinta de la ciudad;
la potenciación de la condición estancial de un parque urbano
que invita al paseo, a la lectura, al juego o a la práctica deportiva.
Con personalidad
El Parque cuenta con numerosos paseos que lo recorren. En el centro,
destaca la presencia de un lago que se nutre del agua del propio
río, que además es aprovechada –gracias a un novedoso sistema
de redes– para regar el resto de las zonas verdes que lo configuran.
El lago también ofrece su particular paseo, a través de unos puentes
de madera que lo atraviesan. El denominado ‘chambao’ o
zona de sombra a modo de merendero, en el que existirá un bar;
la llamada torre ‘Belvedere’, que ofrece unas bonitas vistas
en altura sobre la ciudad; o los miradores junto al Ebro, son
algunos de los elementos más significativos que dotan de personalidad
al parque. Destaca, asimismo, junto al lago, la presencia de un
gran árbol, un tilo de gran porte y belleza que domina el paisaje
y que no pasa inadvertido. La numerosa instalación de bancos por
todos los recorridos, papeleras y fuentes hace muy cómodo el paseo
a través de las diferentes sendas. También destaca la presencia
de tres conjuntos de juegos infantiles, ya a pleno rendimiento
y a prueba con los más exigentes controles de calidad por parte
los especialistas: los más pequeños.
Los datos
El parque completa una superficie de 253.000 metros cuadrados,
con 195.000 de zonas verdes. Cuenta con unos 2.900 árboles (la
mayoría recién plantados) y 39.000 arbustos. Se han instalado
cerca de 400 bancos, 150 papeleras y 10 fuentes. El ‘chambao’
cuenta con mesas-merendero y se instalarán asadores en breve,
para la temporada estival. La iluminación del parque la componen
casi 300 luminarias, con 110 proyectores.
El presupuesto de licitación alcanzó los 14 millones de euros,
adjudicándose por 10,6 millones. Aún restan por terminar el Jardín
de la Vid, y el entorno del Molino del Prior, zonas cercanas a
la Univer-sidad, que se terminarán a lo largo de este mes de junio.
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La pieza de un puzzle que rodeará de verde a Logroño
El alcalde, Julio Revuelta, acompañado por el concejal de Medio
Ambiente, José Musitu; además de otros técnicos municipales y
de la empresa responsable de los trabajos (Riojana de Asfaltos),
visitó la semana pasada el nuevo Parque. Según explicó, uno de
los aspectos más destacados de su apertura es que “con su finalización
queda ya muy poco para completar los seis kilómetros de anillo
verde para la ciudad, que permitirán realizar un paseo continuo
por zonas verdes de puente a puente” (en referencia al nuevo
sobre el Iregua y el cuarto sobre el Ebro, dedicado a Sagasta).
Para completar esta conexión “queda por realizar una senda
junto a al depuradora, en la zona de la Universidad; además de
la segunda fase del Parque del Iregua”.
Con mayor concreción, el alcalde explicó que queda muy poco para
cerrar esta conexión, aproximadamente el 15 por ciento del total,
“que se completará para finales de 2005”. La idea, como
se adelantó en su momento, consiste en completar un paseo prácticamente
ininterrumpido desde La Grajera, pasando por el Parque San Miguel,
el de los Enamorados, El Parque de el Cubo, La Concordia, Parque
del Ebro, éste nuevo de La Ribera y, a través de la Universidad,
alcanzar el también recientemente abierto Parque del Iregua, con
la salvedad de la todavía pendiente segunda fase, tal y como se
apunta anteriormente.
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