A veces, algo es importante simplemente por su belleza, por resultar agradable. Cuando paseamos por Logroño es fácil disfrutar de cada rincón engalanado con las flores de temporada que produce el Vivero Municipal, ya sea en los parques y jardines, en los accesos a la ciudad, las rotondas o en las jardineras y balconeras distribuidas por las calles. Una forma de fomentar la calidad ambiental para la que tenemos, además, la capacidad de autoabastecimiento que genera unas instalaciones que se renuevan de forma constante.
        Estoy convencido de que cada espacio cuidado y adornado con gusto participa, de forma esencial, de la mejora de nuestra calidad de vida, al ofrecernos un entorno más entrañable y amistoso, más atractivo y afectuoso.