En el último Pleno del Ayuntamiento se aprobó la adjudicación de las obras de construcción del Palacio de Deportes. Los tres grupos de la oposición votamos en contra. Expliquemos, por nuestra parte, algunas de las razones del voto negativo. Previamente, se ha de aclarar que lo que se cuestiona fundamentalmente no es la construcción de tal dotación, aunque haya probablemente prioridades más urgentes en materia deportiva que acometer. Por tanto, ya vale de acusar a la oposición de no querer la realización de ésta u otras obras.
Vayamos con nuestras objeciones. En primer lugar, el palacio se construye en Logroño, con entrega de suelo, urbanización y 500 millones de los logroñeses a la Comunidad, que es quien lo levanta; resumiendo, le subvencionamos a la Comunidad la construcción de la obra, cuando bien pudiera esperarse justamente lo contrario, que la Comunidad y otras instituciones subvencionaran nuestro Palacio; conclusión: Palacio de Deportes en Logroño, no de Logroño, gestionado y dirigido por el Gobierno Regional, no por el Ayuntamiento. A cambio, se esfumaron los 500 millones del plus de capitalidad, que con tanto bombo y platillo acababa el PP municipal, experto vendedor de humo, de agradecer al Gobierno Regional.
En segundo lugar, la obra nace mutilada; en concreto, no reunirá las condiciones para albergar hipotéticos partidos de ACB, por su capacidad. Poco parece interesar este extremo. Bastará, nos tememos, con que haya espacio suficiente para poner una gran placa en su inauguración, y esto está garantizado; además de que el Sr. Garrastachu cumpla su promesa de servir de albergue a las distintas Federaciones. Se trata, pues, de dos obras en una..., y, ya se sabe, al intentar cubrir dos necesidades, ¡ninguna bien!
La obra, por último, y como objeción fundamental, se adjudica con procedimientos totalmente irregulares, basándose en criterios dirigidos y reñidos con los principios de equidad, objetividad y economía en el gasto público.
Grupo Municipal Socialista
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