La construcción de un puente es un hecho notable para una ciudad. No ocurre cada año, no se repite ejercicio a ejercicio como los planes de renovación de aceras o del firme de las carreteras, y por ese motivo, ofrece -además del servicio viario que presta- un añadido como elemento emblemático.

        El cuarto puente sobre el Ebro consolidará la conexión sur-oeste con el norte de la ciudad y facilitará a vehículos y peatones sus desplazamientos. El nuevo puente es, sin duda, una pieza imprescindible en la proyección de futuro de las comunicaciones internas de Logroño -en la apuesta por buscar la máxima comodidad posible para el ciudadano- y un elemento imprescindible en lo que hemos llamado el salto definitivo del río Ebro.

        Cuando en el plazo de dos meses, las máquinas trabajen ya en la ejecución del diseño de Javier Manterola -uno de los más prestigiosos ingenieros de puentes del mundo-, Logroño verá satisfecho también un paso más en su objetivo de abrazar al río dentro de la ciudad. Por ese motivo, el Ayuntamiento ha querido, sobre la base del anteproyecto, introducir mejoras que van a aumentar la calidad del puente.

        El nuevo enlace entre las dos orillas de Logroño será un nuevo símbolo de la ciudad, del que todos podemos estar orgullosos como corresponde a toda obra de tal magnitud.

        Grupo Municipal del Partido Popular