En
primer lugar, como cifra significativa, cabe apuntar que Logroño,
en un año, ha aumentado su población en 3.497 personas; de ellas,
el 52 por ciento son hombres y el resto mujeres. En cifras oficiales,
Logroño ha alcanzado la cifra de 136.943 residentes, 66.336 varones
y 70.607 mujeres. Los menores de 18 años suponen un 16 por ciento
del total; de 18 a 30 años, el 20,4 por ciento; de 31 a 40, el
16,5 por ciento; de 41 a 50, el 14,9 por ciento; de 64 a 51, el
15 por ciento y mayores de 65, el 17,2 por ciento.
El efecto ‘inmigración’
García Turza destacó
que “el mayor crecimiento de la población se ha dado debido a
la inmigración”. Los datos avalan esta conclusión. De hecho, el
número de inmigrantes que residen en Logroño, un total de 8.205,
se ha multiplicado casi por cinco en los últimos cuatro años,
ya que en 1999 habitaban en la ciudad 1.795 personas procedentes
de otros países. Si retrocedemos algo más en el tiempo, hasta
1997, la población inmigrante empadronada se ha multiplicado,
según los últimos datos, por 8, al pasar de 1.060 personas a los
4.708 hombres y 3.497 mujeres que en esta categoría residen actualmente
en Logroño.
Respecto a la procedencia
de la población inmigrante, la más numerosa es la de nacionalidad
colombiana, por encima de la marroquí, tradicionalmente más numerosa
en Logroño.
Según los datos aportados
por el concejal, en Logroño se contabilizan en la actualidad personas
procedentes de 97 países distintos. De esta cifra, destacan los
empadronamientos de 1.316 colombianos, 1.282 marroquíes, 1.074
pakistaníes, 893 rumanos, 749 ecuatorianos, 222 bolivianos y 118
cubanos.
Para contextualizar
estas cifras, resulta interesante comparar estos datos con los
registrados hace cinco años, entre los que se reflejaban los empadronamientos
de 342 marroquíes, 46 pakistaníes, 27 colombianos, 13 rumanos
y 8 ecuatorianos.
La población inmigrante
procedente de América del Sur es mayoritariamente femenina; mientras
que la que llega desde Asia y África es predominantemente masculina.
Como ejemplos significativos, contabilizamos, entre la población
colombiana, a 821 mujeres y 495 hombres; y en el sentido opuesto,
la nacionalidad pakistaní, con 955 hombres y 119 mujeres.
De otras comunidades
En cuanto a los vecinos
de Logroño nacidos en otras Comunidades Autónomas, es resaltable
la presencia de 9.878 castellano-leoneses, 7.518 vascos, 3.350
navarros, 2.111 aragoneses, 2.005 madrileños y 1.994 andaluces.
Extremeños y catalanes son los siguiente más numerosos, superando
el millar de personas.
En la misma categoría,
pero nacidos en la Comunidad Autónoma de La Rioja, destacan los
nacidos en Ribafrecha (713), Santo Domingo de la Calzada (692)
Calahorra (668), Nájera (616), Haro (603), Murillo de río Leza
(570) , Ocón (531), Arnedo (500), Anguiano (486), o Albelda de
Iregua, entre otras localidades (480).
Crecimiento equilibrado
En cuanto al reparto
de la población en el núcleo urbano, Turza apuntó que “es bastante
equilibrado entre los distintos barrios”, aunque destacan algunos
como El Cubo, que ha crecido en más de 1.500 personas.
La estadística también
nos sirve para conocer determinados datos curiosos con respecto
a la población logroñesa. Como ejemplo, García Turza destacó que
a la cabeza de los nombres propios más comunes se encuentran José
Luis, Jesús, Javier y David. Pero los tiempos cambian y en el
2001 los padres tienden hacia otros nombres como Adrián, Mario
o Miguel. En cuanto a los nombres de mujer, abundan los María,
seguidos de todos sus compuestos: ‘María Pilar’, ‘María Teresa’,
‘María Carmen’… El 2001 también ha marcado la aparición de los
nombres Andrea, Paula, Alba o Lucía.
En lo referente a los
apellidos, siguen comandando las listas los Martínez, García,
Fernández o Pérez…, de lo más tradicional. Menos acostumbrados
estamos a otros nombres aparecidos recientemente en la base de
datos municipal, como Tokaski, Nabeel, Nutu, Petrisor…, en el
caso de varones; o Marta Leyre, Brisa Paola, Zenaida o Jessica
Tatiana. No olvidamos la aportación de las nuevas culturas llegadas
a nuestra ciudad, con nombres para los varones como Mohammad –en
todas sus variantes–; y Sarai, Zulema, Saida o Halima, para las
mujeres.
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