Una de las principales pretensiones del Ayuntamiento de Logroño es la recuperación del Casco Antiguo. Son palabras textuales tomadas del número anterior de DBF, con objeto de la presentación por parte del Partido Popular del plan que ordenará la manzana situada entre las iglesias de San Bartolomé y Palacio.
Los socialistas coincidimos plenamente con tales pretensiones, como coincidimos con varias de las medidas que a tal fin se encaminan, como es la comentada ordenación, que, por cierto, ya se anunciara el año 98 en este mismo medio y, si recuerdan ustedes, hasta con la misma fotografía. Será por ello por lo que el Sr. Revuelta escribe en Carta del alcalde: cuando se pone en marcha la recuperación de un espacio de la ciudad es preciso hacerlo desde la planificación. No, si planificar sí que planifican; tomar medidas que no sean la piqueta, les cuesta algo más.
Estando, pues, de acuerdo con la recuperación del Casco Antiguo, lo que no compartimos es su filosofía de “reconquista al moro de su territorio”, tal como los yankis aplicaran expulsando al indio. El Partido Popular entiende la recuperación como la expulsión previa de la actual vecindad, como una labor de limpieza étnica. Ya sabemos que los “indeseables” perjudican su estética política, más acorde con bodorrios de revista (perdón, enlaces nupciales), claro ejemplo de “democratización” del boato y dispendio, gastándonos los españoles un pastón para que luzca la hija del jefe de una España que va bien; y si no, miren...
Sres. del PP: la recuperación del Casco Antiguo pasa por poner ladrillos, pero más por tratar personas; y, como todo Logroño ha podido ver estos días, el desalojo de los vecinos de la calle La Brava ha puesto de manifiesto su insolidaridad para con quienes más lo necesitan. Unos vecinos que, quizás, al ver la tele hayan exclamado: ¡Qué guapa estaba la novia!
Grupo Municipal Socialista
|