Tal y como reza el catálogo
de esta exposición, ‘Memoria de la Seducción’, el siglo XIX vio
nacer las nuevas ciudades populosas e industriales, inquietas
y sucias, estimulantes y ruidosas. Y, dentro de ellas, las calles
pasaron a convertirse en el órgano articulador de la vida social;
en ellas se integra la oferta comercial, el ocio; por ellas la
gente se pasea y se inspecciona. E inevitablemente, el cartel
se instala en ellas, se engrandece para ocupar las fachadas de
los edificios, se coloca sobre columnas y espacios habilitados
a tal propósito, se vuelve ambulante mediante pancartas, hombres
sandwich y carrozas anunciadoras.
En este contexto, para el anunciante
que buscaba en su publicidad una mayor libertad creativa y más
sentido del espectáculo, el cartel era el medio publicitario favorito
por encima de la prensa. Para el ciudadano medio, todavía escasamente
alfabetizado y carente de medios económicos, constituia la única
forma de comunicación social a la que tenía acceso. Así surgieron
estos auténticos murales de la sociedad industrial, que han permanecido
olvidados durante más de cien años como un tesoro sumergido en
ese vasto océano de papel que es la Biblioteca Nacional.
Los carteles constituyen un impresionante
fresco e la sociedad española de la segunda mitad del siglo XIX;
una idea muy exacta, en lo que se refiere al ocio, nos dan los
carteles de teatro, circo y toros. También tendremos oportunidad
de conocer, a través de otros ejemplos, las mercancías, las costumbres
viajeras y turísticas, la emigración a América, la incorporación
de la mujer al trabajo o los nuevos inventos.
Más de medio centenar de carteles
de Ortego Vereda, Urrabieta, Marcelino de Unceta, Daniel y Alfredo
Perea… llegan al Ayuntamiento para deleite de logroñeses y visitantes.
Una interesante muestra que permanecerá en la Sala de Exposiciones
del Ayuntamiento de Logroño desde hoy y hasta el próximo 30 de
septiembre.
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