El D.R.A.E (Diccionario de la
Real Academia de la Lengua) define "permutar" como la acción de
cambiar una cosa por otra sin que en el cambio entre dinero a
no ser el necesario para igualar el valor de las cosas cambiadas
y transfiriéndose los contratantes recíprocamente el dominio de
ellas. En el lenguaje coloquial, ese que se habla por la calle,
el que el ciudadano de a pie utiliza para comunicarse, en ese
"argot", permutar es el "chollo" que han encontrado ciertos personajes
de esta ciudad para hacer negocios con el Ayuntamiento, mejor
dicho con el Equipo de Gobierno del P. P. –la derecha–.
El Equipo de Gobierno está convirtiendo
algo excepcional –como debe ser una permuta– , en algo rutinario.
La permuta prevalece sobre formas y maneras. Es decir, para el
Equipo de Gobierno del P.P la permuta ha alcanzado no ya tintes
de hábito –y no nos referiremos al del monje– sino al del vicio.
Por permutar, ha permutado una parcela de terreno edificable por
la ladera de un monte, por algo tan peculiar como una chopera
o por casas semiderruidas. Así que todos tan contentos –sobre
todo los dueños de la ladera del monte, la chopera y de las casas
al borde del derrumbamiento– . Pero no pensemos que en estas cosas
hay malicias. Todo esto, lo hace el Equipo de Gobierno –la derecha–
por el bien de la ciudad. Los ciudadanos podremos subir al monte,
o pasear bajo la sombra de los chopos y como consecuencia –no
lo duden– , mejoraremos nuestra calidad de vida. Lo de las casas
en ruina es otro cantar.
Nada importa que con estas permutas
se haya imposibilitado la construcción de cien viviendas de protección
oficial (VPO) que tanto necesitan nuestros jóvenes para poder
emanciparse definitivamente, y de paso, imposibilita a la ciudadanía
el acceso a una residencia digna y justa, algo que con los precios
actuales es materialmente imposible.
Nada importa que el Equipo
de Gobierno de nuestro Ayuntamiento –la derecha de toda la vida–
deje hecho unos zorros el Patrimonio Municipal. Nada les importa
trabajar como cualquier especulador más. Y sobre todo, nada les
importó tener firmadas las permutas antes de las elecciones. Había
que dejar –por si acaso– todo atado y bien atado. ¡Señor, Señor!
Grupo Municipal Socialista
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