Lo hemos apuntado en muchas
ocasiones: el ruido es, sin duda, una de las principales fuentes
de contaminación de la mayor parte de las ciudades y, aunque pueda
parecer que les es propio a su condición urbana, no tiene por
qué convertirse en una norma y situación asumida por sus vecinos.
En el Ayuntamiento de Logroño creemos que aunque el ruido no se
puede eliminar del todo, sí se puede controlar así como limitar
sus consecuencias. En esta dirección estamos trabajando, con el
mejor ejemplo de la modernización de una Ordenanza que, vigente
desde 1985, no respondía a las actuales necesidades. El concepto
de la calidad de vida para todos los logroñeses es la guía que
marca este trabajo, con una articulación que incide, especialmente,
en los aspectos más demandados por los ciudadanos. Por eso se
quiere rebajar el límite máximo de decibelios permitidos por el
día y por la noche, por eso se crea la figura de las áreas de
protección acústica, por eso se incrementan las sanciones… porque
para el Ayuntamiento el derecho a la tranquilidad y al descanso
de los vecinos es algo esencial que debemos garantizar por la
convivencia y por preservar nuestra calidad ambiental.
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