Finales de octubre de 2006. Es el plazo adelantado por el Ayuntamiento de Logroño para la conclusión de una de las principales obras que próximamente se efectuará en la ciudad: la reurbanización de la Gran Vía. En pocas palabras, dicha actuación se resume en el acondicionamiento de los cuatro carriles centrales de circulación rodada, la conversión de los dos carriles laterales que existen en la actualidad en vías de servicio con tratamiento peatonal; y la construcción de un gran aparcamiento subterráneo con capacidad para 800 plazas repartidas para residentes y rotación.

El concejal de Desarrollo Urbano, José Musitu; y la concejala responsable del Distrito Centro, al que pertenece la Gran Vía, Concepción Gamarra, presentaron la semana pasada la programación de los trabajos de reurbanización para el citado ámbito logroñés; una de las principales arterias de la ciudad. La renovación abarcará desde Vara de Rey hasta Murrieta y contempla el acondicionamiento de los cuatro carriles centrales para el tráfico rodado, dos para cada dirección, separados por una mediana. Los dos carriles laterales se convertirán en peatonales, aunque conservarán el acceso al tráfico rodado para los servicios de emergencia y las operaciones de carga y descarga en los establecimientos comerciales. En este espacio también se creará un carril bici.

El actual diseño de la Gran Vía data de los años sesenta

Una de las principales novedades en este diseño es la creación de una gran plaza-salón en la intersección de las calles San Antón, República Argentina y Víctor Pradera; o lo que es lo mismo, una glorieta alargada, con carácter estancial en su interior “que además resolverá todos los movimientos y giros del tráfico que hoy pueden ocasionar algunos problemas”, apuntó Musitu.

Aparcamiento subterráneo

Desde la Fuente de los Ilustres (intersección con la calle Chile) hasta Murrieta, la actuación se limitará a la urbanización superficial, pues en ese punto ya existe un estacionamiento subterráneo. El resto del espacio (entre República Argentina y la citada fuente) albergará un nuevo parking, también subterráneo, con capacidad para 800 plazas. Se ha previsto un reparto equitativo para las destinadas a rotación y las de residentes, con prioridad en este segundo caso para las personas que vivan en un ámbito de influencia de 200 metros con respecto a la nueva infraestructura. Contará con cuatro rampas, dos entradas y dos salidas, para facilitar la incorporación al tráfico. El precio de las plazas será de 24.297 euros. Para optar a las mismas se exigirá no contar ya con una plaza en propiedad en el área de influencia y estar empadronado en Logroño.

Calidad de vida

La concejala responsable del Distrito Centro, Concepción Gamarra, habló de “una profunda transformación de la imagen de la ciudad que redundará en una mayor calidad de vida para los vecinos”. En este sentido destacó la apertura de una vía tradicionalmente motorizada a un salón urbano con protagonismo para el peatón y en el que, “sin embargo, se preserva la fluidez del tráfico”. El nuevo aparcamiento, la mejora de la urbanización, la iluminación y el mobiliario urbano; o la creación del carril bici, fueron algunos de los atractivos citados por la edil frente al espacio existente en la actualidad, cuya planificación se diseñó en los años 60.

El pasado viernes la Junta de Gobierno aprobó las bases para la licitación del proyecto. A partir de este momento las empresas concurrentes cuentan con dos meses para presentar las ofertas. Entre las condiciones presentadas, el precio de la urbanización no deberá superar los 10,54 millones de euros. Como en el resto de contrataciones similares, el parking correrá a cuenta de la empresa concesionaria. Probablemente las obras, una vez cumplidos todos los plazos, comenzarán el próximo verano.