23 de mayo de 1521. La ciudad de Logroño se encuentra sitiada por el ejército francés, comandado por el general Asparrot. Las tropas galas han entrado por El Roncal y llegan hasta las murallas de la pequeña ciudad de Logroño, después de un auténtico paseo militar. En su avance, Asparrot nunca dudó la pronta rendición de los logroñeses, débiles –a simple vista– frente al poder de las armas francesas.
Pero las cosas no fueron sencillas, puesto que el enemigo español, el pueblo logroñés, decidió enviar fuera de la ciudad a mujeres y niños e iniciar escaramuzas de todo tipo, emboscadas e imaginativas defensas para proteger su integridad frente al invasor. La Iglesia de Santiago el Real se convirtió por esos días en escenario de diversas asambleas y, bajo el mando del capitán Vélez de Guevara, consiguieron desmoralizar a los franceses, manteniendo intacto su control sobre la ciudad y con otras acciones como la inundación de sus campamentos. Entretanto, otro gran ejército al mando del virrey de Navarra, Antonio Manrique de Lara, se acercaba a gran velocidad en socorro del asedio.
Fue el 10 de junio del histórico 1521 cuando las tropas francesas no tuvieron más remedio que replegarse y huir por el mismo camino por el que habían llegado a Logroño, siendo dramáticamente vencidos en la localidad de Noain.
Los Logroñeses habían superado el asedio francés, habían mantenido la ciudad a salvo del invasor, habían forjado la identidad de un pueblo –seguramente sin darse cuenta- para el resto de la Historia. Fue el 11 de junio cuando la noticia de la derrota francesa inundó de alegría los muros de nuestras calles de entonces. Tanto que, en primer lugar, proclamaron Patrono de la ciudad a la festividad de ese día: San Bernabé. Al año siguiente, en 1522, se estableció el Voto de San Bernabé, que regula de qué forma debe celebrarse la festividad del Patrón. Hoy se siguen respetando los principales puntos de este mandato.
La Virgen de la Esperanza
Como se advierte en líneas anteriores, los logroñeses se reunieron en asamblea en la Iglesia de Santiago El Real, donde acordaron defender la ciudad y donde se veneraba a la Virgen de la Esperanza, a la que se encomendaron en tan complicada empresa. Por esta razón, desde la celebración del cuarto centenario de la gesta, a partir de 1921, en la procesión del Día de San Bernabé también se porta la imagen de ‘La Esperanza’. Es la Patrona de la ciudad desde el 11 de junio de 1948, tal y como lo anunciase don Francisco Blanco Nájera, obispo de Orense aunque logroñés de nacimiento, de la calle Barriocepo.
El Escudo de Logroño
Una vez levantado el asedio francés, el rey Carlos I entendió la gesta de los logroñeses y, agradecido, decidió enriquecer y ennoblecer los símbolos del escudo, otorgando a la Muy noble, Muy Leal, Antigua, Ilustre, Invicta e Inmortal ciudad de Logroño, el privilegio de orlar su blasón de armas con las tres Flores de Lis, doradas en campo azul, como consta en un documento con fecha de 5 de junio de 1523, librado en Valladolid.
Los banderazos
El día de San Bernabé se realiza una solemne misa en la Concatedral de La Redonda. Una vez terminada, se procede a la procesión con las imágenes del Patrón y la Patrona de la ciudad. El alcalde, con la bandera logroñesa, efectúa tres paradas: una, bajo el gran arco levantado frente al antiguo edificio del Ayuntamiento, dedicado a la ‘Puerta de la Herventia’, una de las del sistema amurallado de defensa; otra frente al Hospital General de La Rioja, donde se ubicaba la ‘Puerta de San Francisco’; y, por último, en la ‘Puerta del Camino’, bajo el arco del Revellín. En las tres, la primera autoridad municipal ondea la bandera como símbolo de dominio y posesión de la ciudad.
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