0884 5 Mayo 2006
 
 
 
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¿Sabía que...

…el desarrollo de las comunicaciones de Logroño al Norte del Ebro se potenciaron a partir del último cuarto del siglo XVIII, debido al posible estancamiento económico y la dificultad de salida de nuestros productos?

El Archivo Municipal, según reza la crónica, registra documentos sobre algunos de los problemas más acuciantes de la ciudad en esta época. Hacía ya bastantes años que la economía de la región iba descendiendo alarmantemente, ya que su riqueza agrícola, que era evidentemente el vino, cada día veía más complicada su salida hacia las provincias vecinas, especialmente las del Norte.
Logroño dependía por entonces de los aprovisionamientos llegados desde Álava, Vizcaya y Guipúzcoa; siendo nuestra ciudad su proveedora de vinos. Eso sí, siempre y cuando llegasen hasta aquí arrieros para cargar con nuestros caldos porque el gran problema planteado en la región era lo escabroso de sus caminos. Estas dificultades eran generalizadas en la región, por lo que el acceso menos traumático se realizaba a Logroño, asegurándose la adquisición de vinos de gran calidad. Posteriormente se modernizaron las vías alrededor de Logroño, continuando nuestra ciudad con precarias comunicaciones, lo que rompió el equilibrio comercial. Así las cosas, se pensó en la posibilidad de abrir un camino carretil a Vitoria, con el fin de empalmar con Bilbao y San Sebastián, lo que facilitaría la salida de vino hacia los puertos del Cantábrico y a los inmensos mercados de América.
La carretera se construyó, uniendo otras nuevas, en el siglo XVIII, mejorando notablemente la red arterial de la provincia, si bien, no se realizó el tramo Logroño-Laguardia hasta justamente el año 1807. Esta carretera, precisamente, es la que hasta bien poco conocíamos enlazando con la misma entrada a nuestra ciudad, por la calle Cabo Noval, con la famosa huerta de las Bolas (cuya puerta se baraja recolocar en algún lugar de la nueva urbanización) y con el entonces sector industrial de El Campillo (hoy con previsión residencial para 1.500 viviendas). También en la zona se ubicaba el camino de Las Norias, a través del que se alcanzaban las riberas del Ebro.
Pues bien, como se aprecia en nuestra portada, hoy todo esto ha cambiado mucho. Nace una nueva arteria de vertebración urbana denominada ‘Vial Norte’ que moderniza las comunicaciones, agiliza el tráfico interno y, como entonces, mejora los accesos desde las localidades limítrofes. Quizá la principal diferencia con respecto al siglo XVIII es que hoy, la nueva red viaria constituye una imagen de la nueva ciudad, encuadrada en un importante sector residencial y en un tiempo en el que el río Ebro está dejando de ser una barrera para dibujarse como un elemento cohesionador más de nuestro callejero.