El Ayuntamiento de Logroño, desde la concejalía de Atención a las Personas, es sensible con la situación de quienes han tenido que condicionar su modo de vida al ocuparse de la atención de familiares –principalmente– con dependencias derivadas de la edad o la discapacidad. Junto al programa municipal de Respiro Familiar, en abril comenzaron a impartirse unos talleres en los Centros de Servicios Sociales con el fin de formar a estos cuidadores y ofrecerles herramientas para el mejor desempeño de su labor y la conciliación de la misma con su vida cotidiana. Finalizada la primera etapa de la actividad, los grupos participantes mantuvieron un encuentro en el que pudieron compartir sus experiencias y sentirse respaldados en una realidad que, en muchas ocasiones, puede llegar a afectar de forma personal.
El taller formativo ‘Cuidar a los que cuidan’ ha contado con la presencia de 21 seleccionados, organizados en tres grupos. Son cuidadores habituales (sin otros apoyos) de personas que sufren dependencia en grado total (usuarios del Servicio Municipal de Ayuda a Domicilio) y su participación les ha permitido desconectar de dicha tarea y establecer relación con personas que atraviesan por su misma situación. Para facilitar su asistencia, el Ayuntamiento les prestó apoyo domiciliario extraordinario con personal cualificado un día por semana.
Las sesiones formativas desarrolladas en esta primera etapa del proyecto de Respiro Familiar han abordado cuestiones relacionadas con las consecuencias del cuidado y sus objetivos residían en la dotación de herramientas, conocimientos y habilidades para poder desarrollar su trabajo. Además, se trataba de crear un espacio que permitiese al cuidador habitual la descarga de sus emociones y sentimientos, evitando los que pudieran generar culpa, tristeza, depresión, etc.
El pasado martes se celebró una reunión de los participantes en estos talleres, a modo de cierre de curso, con presencia de la concejala responsable del programa, Mariam Ferrer. En dicha cita se ofreció una charla-coloquio sobre las patologías más frecuentes de las personas mayores dependientes y las conductas a tener en cuenta por sus cuidadores. Además, en dicho encuentro los participantes de los grupos pudieron poner en común su experiencia y las expectativas futuras con respecto al desarrollo de su responsabilidad.
       
* Ayuda a domicilio
El Ayuntamiento, a través de los Servicios de Atención Domicilia-ria, atendió en 2005 a 1.214 usuarios mayores y a 106 personas con discapacidad, que supone el 87 y el 7 por ciento, respectivamente, del total de usuarios atendidos. Ello implica que aproximadamente el 22 por ciento sufre una dependencia severa o total para las actividades básicas de la vida diaria.
El apoyo de las Administraciones, y más concretamente las cercanas, como son los ayuntamientos, facilita el desarrollo de estas responsabilidades. Sin embargo, el cuidador habitual, en muchas ocasiones, se enfrenta a una experiencia prolongada que exige reorganizar su propia vida familiar, laboral y social en función de las tareas que implica cuidar; y que puede suponer a corto o medio plazo una sobrecarga con riesgos para su salud y, por extensión, para la persona dependiente.
Durante el último trimestre del año se celebrará una segunda fase de estos talleres, con otros 30 seleccionados.

UNA REALIDAD SOCIAL
* El programa: ofrece respiro y formación a los cuidadores habituales de personas con dependencia severa (mayores o discapacitados).
       
* El objetivo: dotar de ha-bilidades y herramientas al cuidador para el mejor desempeño de sus obligaciones. Habilitar un espacio de apoyo en el que compartir experiencias.
       
* El cuidador: se pretende facilitar el descanso del rol de permanente tensión emocional que, en ocasiones puede derivar en riesgos para la propia salud.
       
* Ayuda a domicilio: el Ayuntamiento atendió en 2005 a 1.214 usuarios mayores y a 106 personas con discapacidad.
       
* Los recursos: los talleres se han celebrado en los Centros de Servicios Sociales, impartidos por psicólogos. Se han destinado 32.000 euros para 2.600 horas de respiro familiar.