El portavoz del grupo municipal socialista, Tomás Santos, lleva cuatro años en el principal grupo de la oposición en el Ayuntamiento y no ha sido capaz de realizar propuesta alguna que beneficie a la ciudad. Puede parecer el típico reproche realizado por el adversario político, pero las hemerotecas no mienten.

        Todo lo que le hemos escuchado han sido votaciones en contra de los proyectos iniciados por el equipo de Gobierno. Ha sido capaz de oponerse –de forma rabiosa- al Plan de Centro; es decir está en contra de resolver todos los problemas que presentaba, por ejemplo, Gran Vía -falta de accesibilidad, aceras estrechas y deterioradas, falta de iluminación, espacios inutilizados o los baches y socavones que presentaba la calzada. No siente ninguna vergüenza por votar en contra del Plan Municipal de Vivienda, que ya permite ofertar un mínimo de 1.200 pisos protegidos al año –siendo esta materia una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos-. Tampoco siente rubor alguno por criticar despiadadamente el programa de actividades e instalaciones deportivas, aunque aún no se le ha oído decir nada sobre los nuevos centros deportivos municipales de La Ribera o Lobete. Ante la evidencia se esfuma. Eso sí, su única gran propuestas la ha lanzado a voz en grito: anular el proyecto del Centro Temático del Vino (quizá considera que no tiene suficiente carácter riojano o logroñés), siempre acompañada de su obsesión por paralizar las obras del Plan de Centro… primero diciendo que no era necesario, y ahora criticando hasta la existencia de vallas mientras finaliza la reurbanización. ¡Santos, para vallas las del edificio de Correos!, desde que el Psoe sitió el edificio han pasado ya más de dos años. Ahora, vuelve a callar; Tomás Santos se esconde. Una de dos, o tiene la mala costumbre de prometer aun sabiendo que no va a cumplir o desde el Gobierno central siempre le dejan en feo.

        Grupo Municipal del Partido Popular