La transformación de la ciudad es hoy ya una realidad. El primer paso fue la recuperación de su entono natural. Logroño carecía de parques y zonas verdes. En los últimos años se han creado doce nuevos parques de gran superficie, tanto en los nuevos barrios como en la ciudad consolidada, siguiendo el curso de los ríos Ebro e Iregua. Del mismo modo, se ha resuelto la situación de ciudad encorsetada que presentaba Logroño, creando espacios público abiertos que colaboran de forma importante en la determinación de ofrecer una ciudad más cómoda y amable. La transformación ha tenido su continuidad en el centro, concediendo mayor espacio a los peatones frente a los
coches –aceras más anchas, más zonas verdes, parques y espacios abiertos-; es decir dando protagonismo a las personas; mejorando y modernizando sus servicios (centros deportivos, aparcamientos, alumbrado público), equiparándolo a las zonas de reciente creación. Un paseo por Logroño avala
esta idea de ciudad.
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