La fiesta que el alcalde convirtió en fiasco
La fiesta que el alcalde convirtió en fiasco
Este año, las Fiestas de San Mateo nos dejan más indignación que alegría. El alcalde y su equipo presumen de 52.000 asistentes en el cohete, pero ¿a quién engañan? Más de 30.000 eran adolescentes que faltaron a clase para asistir. ¿Promover el absentismo escolar es motivo de orgullo?
Mientras en ciudades progresistas las plazas de toros cierran, aquí mantenemos el maltrato animal y organizamos espectáculos taurinos para niños. ¿Enseñar a nuestros hijos a maltratar a un animal hasta la muerte es lo que queremos como sociedad?
El Espacio Peñas, nuestro rincón de música alternativa, ha desaparecido. El alcalde prometió mejorarlo, pero sus palabras se las llevó el viento. Sin opciones para quienes no nos vemos en las actividades "oficiales".
¿Y los conciertos? Prometieron mejoras, pero cualquier pueblo vecino nos supera. Padres esperando al Tragantúa que nunca llegó, actividades fantasmas, servicios contratados a última hora. Una chapuza tras otra.
Hemos pagado los San Mateos más caros de la historia, ¿y para qué? El alcalde obligó a trabajadores municipales a trabajar sin descanso, sin opción a negarse. ¿Este es el premio por subir sueldos a unos pocos y olvidar al resto? Mientras el casco antiguo sufre sobresaturación que impide a sus vecinos descansar, el resto de la ciudad y sus barrios han sido ignorados.
Y mientras intentan tapar este despropósito, enfrentamos un problema mayor: el silencio sobre si tendremos que devolver fondos europeos por su mala gestión. ¿Hasta cuándo seguirán jugando con nuestra ciudad?