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23.07.2020

La Biblioteca Municipal Rafael Azcona se une al vecindario del barrio de Madre de Dios para ocupar el espacio público ganado para la ciudadanía. Una biblioteca que comparte objetivos con las actuaciones de 'Logroño calles abiertas' y se abre al barrio con el que convive y participa. Mañana viernes el Grupo de Tejedoras de Madre de Dios amenizará la tarde con su labor y conversación antes del concierto de violín de Aitana Rosón. Será a partir de las 19:00 horas junto a la Biblioteca Rafael Azcona.

Ahora que la calle Alcalde Emilio Francés, en el tramo comprendido entre las calles 8 de marzo y Manzanera, cuenta con ampliación de aceras y un nuevo espacio amplio para la organización de actividades en la calle, la Biblioteca Municipal Rafael Azcona se une al proceso comunitario intercultural y de participación del barrio para salir a la calle con apuestas culturales que amenizarán los paseos de las tardes de los viernes y darán voz a diversas iniciativas del vecindario.

Actuaciones de acceso libre, gratuito y sin cita previa, que llenan las calles de cultura; el objetivo es pasear, disfrutar, detenerse, escuchar, observar y reflexionar en un espacio en el que solo se pide prudencia para mantener la distancia de seguridad en este tiempo en el que es más seguro consumir la cultura en la calle en lo público.

Mañana viernes la tarde estará amenizada por el Grupo de Tejedoras de Madre de Dios antes del concierto de violín de Aitana Rosón, violinista desde los 8 años, edad en la que cogió el violín por primera vez y comenzó a desarrollar su amor por la música.

Aitana Rosón estudia en el Conservatorio Profesional de La Rioja y prosigue sus estudios profesionales en el Conservatorio Superior de Música de Aragón que finaliza en 2019. Desde entonces ha trabajado como profesora de violín y formado parte de agrupaciones tanto clásicas como modernas como el Trío Ayerbe, la Orquesta Sinfónica de La Rioja, Collegium Musicum o la Joven Orquesta de Bandas Sonoras.

Aitana vive en este barrio y durante el confinamiento empezó a salir al balcón y a interpretar piezas muchas veces a petición de los vecinos. Consiguió crear un público fiel para escuchar el violín y sembró sonrisas en un tiempo de miedos e incertidumbres.