La vivienda no puede depender del apellido que lleves

Fecha:
14/03/2025

¿Sabes qué significa tener una casa hoy? Que tus padres tienen pasta, así de claro. No es mérito, es suerte genética, pura lotería familiar. Porque ahora mismo, si eres joven y quieres comprar una casa, necesitas padres con bolsillos anchos para avalar una hipoteca, poner dinero sobre la mesa o firmar papeles que den confianza al banco. ¿Y si no tienes esa suerte? Pues mala suerte: a vivir de alquiler, si encuentras uno, porque tampoco es sencillo. Alquilar es como pasar un casting: trabajo fijo, antigüedad, dos nóminas, vida estable, sin hijos y sin mascotas. Si no cumples estos requisitos, date por descartado. La semana pasada en el Pleno se habló mucho de vivienda, pero no de la gente corriente. Se habló de vender suelo, promesas de pisos nuevos, pero ¿para quién? Para los mismos de siempre, los que pueden pagar. Mientras, jóvenes y no tan jóvenes ven cómo se les escapa media vida pagando alquileres que devoran su sueldo. Tener casa ya no es un derecho, es un privilegio de cuna. Esto no es un problema económico, ni depende de cuánto te esfuerces o que seas un derrochador: es un escándalo político. El problema está en políticos que quieren ciudades solo para bolsillos llenos y turistas. ¿Por qué no se habla claro del alquiler? Estamos condenando a una generación a vivir eternamente en precariedad, siempre esperando. Porque para solucionar el alquiler hay que enfrentarse al poder. Y aquí nadie se atreve