Logroño, ciudad de pinchos y doble fila
Logroño, ciudad de pinchos y doble fila
Logroño es conocida por sus pinchos, su vino, su buena gente y su inconfundible doble fila. No hay nada más auténticamente logroñés que cruzar la calle Clavijo, Huesca, Club Deportivo, Pérez Galdós, la calle Barrera o San Antón y disfrutar del clásico slalom entre coches aparcados en doble fila. Da igual, porque en realidad podríamos citar media ciudad. ¿Dónde no hay doble fila? Impresiona que en una ciudad que podrías recorrer andando en menos de 15 minutos, tenemos este peculiar problema endémico. Aparcar mal ya es una tradición popular: ¿al cajero? Doble fila. ¿Al estanco? Doble fila. ¿A por el pan? Doble fila. ¿A la farmacia? Por supuesto, doble fila. Y mientras tanto, ¿qué hace nuestro Ayuntamiento para combatirlo? Pues nada. Bueno, corrijo: algo sí hace. Las últimas reformas urbanísticas parecen hechas expresamente para adaptarse a esta costumbre. El carril ampliado en Duquesa de la Victoria, según el propio concejal, se ha diseñado precisamente para facilitar el «estacionamiento de corta estancia». Vamos, que hasta para comprar una bolsa de pipas puedas aparcar cómodamente en doble fila. ¿Y qué pasó con el carril bici de Avenida Portugal? Eliminado y reemplazado por la doble fila perpetua. Ahora llega San Antón con cinco metros de anchura. ¿Para qué será…? Tú, que me lees, ya sabes perfectamente la respuesta. Lo dicho: somos la capital mundial de los pinchos, del vino, y cómo no, de la doble fila ¡Qué orgullo, Logroño¡