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13.07.2020

Enviamos el discurso del alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, en el acto desarrollado hoy en el paseo de El Espolón con motivo del XXIII aniversario de la muerte de Miguel Ángel Blanco. Ha intervenido también el presidente de la Asociación Riojana de Víctimas del Terrorismo, Jerónimo López.

Excelentísima presidenta del Gobierno de La Rioja

Excelentísimo presidente del Parlamento de La Rioja

Presidente de la Asociación Riojana de Victimas del Terrorismo

Autoridades

Señoras y señores

Buenos días y gracias por participar en este acto que organiza el Ayuntamiento de Logroño impulsado por la Fundación Miguel Ángel Blanco.

Un acto que se celebra este año bajo el título “La resistencia de la dignidad” como esfuerzo compartido por la ciudadanía a la hora de defender los valores y principios éticos y políticos que nos definen como ciudadanos libres. Muchas ciudades de España se suman este año y junto con esta Fundación rinden homenaje a las personas víctimas del terrorismo, 854 víctimas mortales de la banda terrorista ETA, entre ellas Miguel Ángel Blanco.

Ayer votó por primera vez en las elecciones del País Vasco una generación de jóvenes que no había nacido cuando Miguel Ángel Blanco fue asesinado. Y lo hizo, además, en una normalidad política en la que el terrorismo afortunadamente pertenece al pasado.

La realidad de estos jóvenes que ejercieron por primera vez su voto ayer contrasta, sin embargo, con la de sus padres y con la nuestra misma. Cada uno de nosotros recuerda perfectamente qué hacía, qué hacíamos, aquellos días de julio de 1997, aquel domingo 13, cuando ETA mató a un joven político vasco militante del Partido Popular, un chico de 29 años, un concejal de un pueblo pequeño de Vizcaya, Ermua, licenciado en Económicas, aficionado a la música, cuya familia era exactamente igual que la nuestra.

Este año la Fundación Miguel Ángel Blanco, como decía al comienzo impulsora de este acto, pide que los Ayuntamientos dirijamos nuestras palabras a quienes no han conocido ni la realidad de este joven ni el terrorismo que tanto nos azotó.

El terrorismo, bien lo sabemos porque lo hemos sufrido en Logroño, ha condicionado la historia reciente de nuestro país. Personas heridas, extorsionadas, amenazadas, exiliadas, asesinadas. La democracia española, con el sacrificio y la profesionalidad de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado al frente, fue capaz de derrotar su ofensiva y es necesario continuar con el trabajo discreto y firme que se lleva a cabo para que todos conozcamos qué pasó, porque solo los pueblos que conocen y estudian su pasado son capaces de no repetir sus errores.

Estudiantes de ESO y Bachillerato estudian en sus centros educativos la historia del terrorismo y también la historia de sus víctimas, que son las víctimas de la historia de España. Conocerlas y respetarlas hace que las valoremos como un símbolo de libertad y de principios éticos y políticos fundamentales en nuestra democracia. La Fundación Miguel Ángel Blanco trabaja para paliar este desconocimiento y para ayudar a entender por qué es importante conocer, respetar y apreciar a las víctimas del terrorismo, un símbolo de libertad y principios éticos y políticos fundamentales para la democracia que todos disfrutamos.

En estos momentos tan complicados que vivimos por las consecuencias sociales de la pandemia, su ejemplo también puede ayudarnos, porque las respuestas violentas o el radicalismo que las justifica no nos hacen libres, nos hacen esclavos de aquellas conductas que atentan contra los derechos y libertades de la ciudadanía que tanto nos ha costado asentar.

En homenaje a Miguel Ángel Blanco y a todas las victimas del terrorismo nos gustaría compartir que los principios de memoria, justicia, verdad y dignidad que las victimas defienden son claves para fortalecer una convivencia libre y en paz.

Jóvenes, os necesitamos para seguir recordando a las víctimas y para construir una sociedad en la que no tenga cabida ni la práctica ni la justificación de la violencia política. Para no caer en el riesgo del sectarismo, el fanatismo identitario, la exclusión del diferente. En 1997 aprendimos que hay causas por las que merece la pena comprometerse y que la defensa de la dignidad de las víctimas del terrorismo es una de ellas. Todas las victimas necesitan ser respetadas y defendidas en su derecho a la justicia y a la verdad.

La defensa de la democracia es tarea de todos, también vuestra. Os necesitamos para continuar esta tarea.

Muchas gracias. Buenos días.