Nueva estación de autobuses: cerrada también en vacaciones (II)
Nueva estación de autobuses: cerrada también en vacaciones (II)
El 24 de septiembre de 2020, el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso, se rodeaba de la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, y de la delegada del Gobierno, María Madorrán, para inaugurar, en un acto de confeti político -de política de la de antes-, la nueva estación de autobuses. Desde aquel día, que tanto recuerda a la foto con la excavadora del ministro Arias Salgado y el presidente Pedro Sanz para anunciar el inicio de unas obras del soterramiento que aún se retrasarían un buen saco de años, han transcurrido cerca de 24 meses y ni un solo viajero ha puesto un pie en las dársenas de la nueva estación de autobuses. La historia es de sobra conocida: aeropuertos sin aviones; estaciones de autobuses sin viajeros. La nueva estación de autobuses enlazada -a través de una espectacular cúpula- a la del ferrocarril en lo que pretendía ser un servicio intermodal que comunicara de una vez por todas Logroño con el exterior continúa cerrada. Cerrada sine díe; cerrada todo el año; cerrada en Navidad, Semana Santa y ahora también en las vacaciones de verano. Oportunidades de generar actividad económica y empleo desperdiciadas por el alcalde, Pablo Hermoso. Llegar a Logroño es una compleja aventura que resiente la capacidad de impulsar el crecimiento del sector turismo. Resulta imposible satisfacer el objetivo de recuperar la aportación del Turismo al PIB de la ciudad, que antes del Covid llegó a ser del 11%, sin trenes, sin una estación de autobuses adecuada, con la autopista, que el PSOE dijo que liberaría y no ha cumplido, como única opción. Alcanzar Logroño es hoy en sí, turismo de aventura.