Sembrar para recoger
Sembrar para recoger
Qué curiosa es la vida. Solemos creer que vamos solos por el mundo, que las cosas pasan por casualidad, que no hay nada escrito. Que podemos hacer lo que queramos. Como si no supiéramos ya que todo sigue un patrón, que todo obedece a unas normas superiores y no, no son las de Dios. Son las leyes de la naturaleza las que imponen su fuerza en nuestro día a día.
Cada vez somos más los conscientes de que todo fluye según manda la madre Tierra. Los que no lo saben, afortunadamente son cada vez menos. Pero nunca es tarde para aprender algo nuevo y qué mejor que empezar con la primera ley del ciclo natural, “hay que sembrar para recoger”. La política, que también es de este mundo, se rige por ella. No hay mejor paralelismo, pues solo quien siembra en política, recoge. Y si además queremos que la cosecha sea más rica y diversa, hay que sembrar nuevas semillas, nuevas ideas. Y si queremos que la recogida sea mayor, hay que abonar nuevos terrenos. No hay más.
La política de la derecha se ha basado toda la vida en sembrar poco, mal y luego recoger de donde sea. En un programa de gobierno en particular y en la política en general lo primero que se debe hacer es sembrar el futuro. Esas siembras son trabajos vitales para una buena planificación de la gestión pública y no se ven, no se aprecian, pero son lo más importante para que prospere una ciudad mejor para todas y todos.