Violencia y vandalismo, opuestos a la Libertad de Expresión
Violencia y vandalismo, opuestos a la Libertad de Expresión
Quemar contenedores nada tiene que ver con la libertad de expresión; como tampoco existe relación alguna entre los derechos fundamentales y el saqueo de comercios o el incendio de motocicletas, papeleras o semáforos. Todos lo sabemos; los primeros los autores de cada uno de los actos vandálicos -ese es el adjetivo adecuado- que hemos contemplado en la última semana. No engañan a nadie; no luchan por derecho social alguno. Los vándalos, por definición, nunca batallan por la LIBERTAD; les mueve la destrucción por la destrucción, y ahí no existen reivindicaciones. Como tampoco existe relación alguna entre la libertad de expresión y el señalamiento a los periodistas que cuentan lo que no les gusta a algunos; eso se llama amedrantamiento.
Es válido abrir el debate sobre la necesidad de reformar las leyes que regulan la libertad de expresión y su validez y vigencia décadas después de su aprobación, cuando la sociedad ha cambiado desde el punto de vista judicial, social y cultural. En ese camino nos hemos dotado de unas instituciones con las competencias para iniciar ese proceso. En cambio, usa la violencia nunca puede ser la vía para obtener un objetivo en democracia. La violencia choca con la libertad de expresión, que siempre debe de estar garantizada siendo consciente cada uno de lo que dice.
Desde ese punto de vista, representa una satisfacción comprobar como las manifestaciones por la libertad de Pablo Hasél en Logroño fueron absolutamente pacíficas.