La calidad como resultado de un proyecto nunca es un accidente
o fruto de la casualidad. Más bien, al contrario, siempre es atribuible
a un esfuerzo en la planificación y al esmero en su diseño y su
ejecución. Así, podemos contemplar la nueva fisonomía de la plaza
de La Cometa y cómo ha dejado atrás esa apariencia incómoda que
arrastraba en los últimos años para destacar entre los parques
logroñeses y realzar su presencia en el conjunto de la ciudad.
El remozado parque ha lavado su cara y ofrece a los vecinos un
juego de elementos alternados. Agua, jardines y zonas de paseo
se entrecruzan creando una zona de esparcimiento atractiva y apetecible.
Pero el mantenimiento
y la renovación de espacios no debe detenerse en los grandes proyectos.
El rejuvenecimiento de las aceras -como en la calle Gonzalo de
Berceo- también resulta imprescindible dentro del desvelo municipal
por facilitar el desplazamiento de los vecinos en la ciudad.
La calidad será, también
aquí, el objetivo que hay que satisfacer.
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