La construcción de un nuevo puente en una ciudad es obra “agradecida”
y poco discutible para un Gobierno Municipal. Por una parte, supone
otro salto del obstáculo río para descongestión de los otros puentes;
por otra, no genera molestias al ciudadano, al llevarse a cabo
en zona no habitada.
Por ello, el Grupo Municipal Socialista apoyó decididamente la construcción del cuarto puente sobre el Ebro (que unirá la Guillerma con la carretera del Cristo). Una empresa de probada solvencia ganó el concurso. Su anteproyecto, que recibió múltiples parabienes por parte de todo el mundo, suponía una inversión de 1.700 millones, aproximadamente.
Pero en lo que no podemos estar de acuerdo es que, acabado el proceso de selección, se lleve al Pleno Municipal el proyecto final del puente con un incremento en su costo -antes de empezarlo- de casi un 30%; obra que, como sucede con todas, acabará con varios reformados que incrementarán en decenas de millones su gasto final. Recordemos que, sólo por estas desviaciones presupuestarias hemos pagado los logroñeses en los últimos años más de 2.000 millones, con la basílica, perdón, el campo de fútbol Las Gaunas como claro ejemplo; o el polideportivo del mismo nombre.
Este no es mi puente, que me l´an cambiao. Se vulneran los principios que han de regir la contratación de obra pública. Las otras empresas concurrentes, que han sido “burladas”, no dirán nada. Nunca recurren; quizás porque tienen el mercado nacional “repartido” y hoy me toca a mí, mañana a ti.
Lo denunciamos desde la oposición (ganas de enredar, según el
PP) al ver con escándalo cómo NINGUNA OBRA PÚBLICA EN LOGROÑO
SE HACE EN SU PLAZO Y A SU PRECIO, plazo y precio que precisamente
son los dos criterios básicos a la hora de adjudicar; y eso no
es de buenos administradores públicos, porque, además de gastar
lo recaudado a los ciudadanos (y gastar no es difícil), hay que
hacerlo con rigor (que tampoco es difícil si uno no se pliega
al dictado de los poderes económicos).
Grupo Municipal Socialista
|