El cementerio de Logroño contará en breve con el servicio de incineración
de cadáveres. El crematorio está finalizado y tan sólo resta el
alta del suministro eléctrico para que entre en funcionamiento.
El Ayuntamiento logroñés era consciente de la necesidad de contar
con este servicio, ya que muchos vecinos –atendiendo la voluntad
de sus familiares– se veían obligados a trasladarse a Zaragoza
o Pamplona; “ahora, esta carencia va a desaparecer de forma inmediata”,
explicó el concejal de Salud, Máximo Fraile.
El crematorio municipal
se ubica en el antiguo edificio del depósito, que ha sido reformado
completamente. El diseño del edificio –tanto desde el punto de
vista de los materiales como en la línea constructiva– presenta
un aspecto austero y funcional, potenciando los espacios necesarios
para la espera de familiares y visitantes. Las nuevas instalaciones
del cementerio logroñés no disponen de servicio de velatorio,
aunque ofrecen una sala con capacidad para una decena de personas.
La prestación
del servicio de incineración correrá a cargo de empleados municipales,
que están recibiendo la formación necesaria para el desarrollo
de esta actividad.
El crematorio
dispone de un incinerador y la previsión –el espacio ha sido reservado–
de instalación de un segundo si la actividad registrada así los
demandara. La incineración se realiza a una temperatura de 850
grados centígrados, durante un tiempo de 90 minutos aproximadamente.
La tasa prevista por el Ayuntamiento de Logroño es de 21.000 pesetas,
independientemente del pago de esta cantidad para la incineración
de un cuerpo es necesaria una autorización por escrito de un familiar
o bien la dejada por el propio difunto.
Las obras de
construcción del crematorio municipal fueron adjudicadas a la
empresa José Martín por un precio de 44,9 millones de pesetas.
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