Contemplar La Grajera, desde el
punto más elevado del parque, resulta un auténtico placer. La
ampliación desarrollada ha triplicado la superficie del corazón
natural de Logroño, al tiempo que ha supuesto la creación del
mejor de los remates posibles para el cinturón verde que forman
los parques de la ciudad. Un corredor que comienza a orillas del
río Iregua, desde donde el nuevo parque fluvial conecta con La
Ribera, y a través del parque del Ebro y las zonas verdes de El
Cubo, Los Enamorados y San Miguel alcanza La Grajera.
La ampliación del parque natural más importante de la ciudad satisface
el deseo de los logroñeses, que encuentran en él un espectacular
lugar de esparcimiento, en contacto con la naturaleza. La Grajera
permite a los logroñeses disfrutar de un espléndido entorno natural,
sin necesidad de alejarse de la ciudad; a tan sólo unos minutos
del centro.
Ahora, además, la creación de un campo de golf en la zona limítrofe
con el municipio de Lardero actúa como valor añadido para Logroño
y potencia, sin duda, su capacidad de atracción turística, al
tiempo que incrementa el abanico de dotaciones de la ciudad, ampliando
la oferta deportiva. El objetivo de que Logroño se desarrolle
dentro de su entorno natural continúa siendo prioritario para
nosotros.
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