Una de las ideas más repetidas por los responsables municipales durante estos meses ha sido la de que “el Plan de Centro no es sólo un plan de aparcamientos”. Quizá el mejor ejemplo de ello resida en el principal eje vertebrador de la ciudad: la Gran Vía. Sin ser más importante que cualquiera de las otras obras emprendidas, sí es más simbólica por lo integral de la actuación, resumiendo la filosofía e intención perseguida en la renovación de ensanche tradicional logroñés. De hecho, ya se puede apreciar, la Gran Vía va a ser uno de los principales espacios estanciales de Logroño; una imagen de referencia, seña de identidad y símbolo de ciudad. El alcalde, Julio Revuelta, ha citado en alguna ocasión la necesidad de saldar “la deuda con el centro”. Este espacio urbano del que todos hacemos uso, bien por cuestiones administrativas, de ocio o comerciales; pero en la que no hay que olvidar que también viven numerosos vecinos.
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