Tribuna de opinión
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El cuarto gran recorte del año se ceba con servicios sociales
El Gobierno acaba de dar el visto bueno en solitario al presupuesto de 2026. Y lo hace a escasos días de aprobar el cuarto recorte presupuestario del año, que certifica el desequilibrio y deficiente diseño de las cuentas de este 2025 (nacieron con un agujero de casi 8 millones de euros). La falta de planificación y la gestión improvisada han llevado al alcalde a un callejón sin salida, el de ajustar servicios que son esenciales para la ciudadanía. En el último pleno ha recortado 4,15 millones de euros, de los que 1,73 millones se han detraído de servicios sociales. En apenas ocho meses, el Gobierno municipal ha aprobado cuatro recortes que suman 6,76 millones de euros de áreas tan sensibles como cooperación al desarrollo, limpieza urbana, transporte público, alumbrado o seguridad ciudadana. El alcalde ha asegurado públicamente que la calidad de los servicios no se vería afectada. Pero la realidad contradice su discurso porque las calles están más sucias, el mantenimiento de las infraestructuras es deficiente y se han paralizado iniciativas que promuevan el progreso económico y social. A esta situación se añade la ineficaz gestión en materia de inversiones. A 31 de octubre sólo se habían ingresado 4 de los 17,8 millones previstos para su financiación, importe al que ha habido que restar la devolución de 1,5 millones a Bosonit. Si el presupuesto de 2026 nace, de nuevo, con un ahorro neto negativo y previsiones irreales, todo apunta a que los recortes continuarán.
Vivir en el casco antiguo no debería ser una tortura
Llega el viernes y muchas vecinas del casco antiguo sienten que empieza su tortura. No piensan en salir, piensan en si podrán dormir. Si sus criaturas descansarán. Si el ruido de los bares, de las despedidas, de la música con las puertas abiertas les dejará, una noche más, algo de silencio. Escuchamos siempre el mismo relato: una madre que acuna a su bebé mientras tiembla la habitación con los graves; una persona mayor que se muda cada fin de semana a la casa de su hijo; un trabajador que entra a las seis y mira el reloj a las tres, a las cuatro, a las cinco, sin pegar ojo. Cuando el ruido es insoportable llega el momento que nadie quiere: llamar a la policía. No es un gesto “natural”, es un acto desesperado. Llamar genera ansiedad, vergüenza, la sensación de ser “la pesada”, cuando en realidad solo se está defendiendo el derecho a descansar. A veces acuden pronto, a veces tarde; se levantan actas, se abren expedientes que acaban en algún cajón. Pero el sábado la historia se repite. Nunca pasa nada: solo impotencia y muchas horas de insomnio. Esto es lo que viven, cada fin de semana, muchos vecinos y vecinas del casco antiguo, una tortura normalizada. Sin descanso no hay salud, no hay barrio y no hay derechos: solo ruido
La historia no se gobierna
El PSOE vuelve a traer a Logroño su viejo proyecto de reescritura del pasado: un intento de imponer un relato único, de dividir a los vecinos entre “buenos” y “malos” y convertir al Ayuntamiento en una máquina de propaganda financiada con dinero público, con la anuencia de un PP complaciente, que no solo no le planta cara sino que blanquea su discurso mediante enmiendas buenistas. Mientras los logroñeses afrontan problemas reales de inseguridad, vivienda e impuestos abusivos, el socialismo prefiere dedicar tiempo y recursos a mantener viva una guerra simbólica que la sociedad española superó hace décadas. Detrás de la llamada memoria histórica no hay reconciliación, hay una operación política de selección interesada de víctimas y hechos, diseñada para consolidar un aparato ideológico permanente. Quieren esculturas, señalizaciones, homenajes y convenios que solo reflejen su visión, ocultando deliberadamente todo aquello que no encaja en su relato. VOX no aceptará que las instituciones de todos se utilicen para convertir la historia en un arma partidista. No aceptaremos oficinas de adoctrinamiento, ni museos ideológicos disfrazados de divulgación, ni actividades pagadas por los logroñeses para promover una versión manipulada del pasado. Defendemos la memoria completa, la de todos; la libertad de pensamiento; el rigor académico; la neutralidad institucional y la convivencia real entre vecinos. España ya se reconcilió en la Transición y lo que ahora se pretende es romper ese pacto para seguir alimentando un conflicto que solo existe en su estrategia electoral. Por eso decimos NO. Logroño no será su laboratorio de votos
El PSOE pide actuar sobre el precio de los alquileres
El acceso a la vivienda es, sin duda, uno de los problemas más importantes que afronta actualmente nuestra ciudad. Una situación que afecta especialmente a la juventud, que ve —año tras año— cómo se dificulta su emancipación ante la imposibilidad de comprar una vivienda digna o pagar un alquiler razonable. La Rioja y Logroño no son una excepción. Los alquileres han subido alrededor de un 12% en el último año y, hoy, resulta muy difícil encontrar una vivienda por un precio asumible. De hecho, se necesitan de media 847 euros al mes — según Idealista—, lo que supone el 61% del salario mínimo. Muchas ciudades de nuestro entorno, como Pamplona, Vitoria o San Sebastián, u otras como Barcelona o A Coruña, han sido declaradas Zonas Tensionadas para aplicar medidas que limiten la subida de los alquileres, amplíen la duración de los contratos, aumenten las ayudas y contribuyan a mejorar el mercado del alquiler en sus respectivas áreas urbanas. La Ley de Vivienda contempla esta posibilidad cuando los costes de hipotecas o alquileres además de los suministros, superen determinados umbrales. Por ello, los socialistas hemos propuesto al Gobierno municipal del PP que realice el estudio que exige la normativa, para determinar si también en nuestra ciudad se dan las condiciones necesarias para congelar los precios del alquiler, al tiempo que se impulsan otras políticas que faciliten el acceso a la vivienda. Desde el PSOE consideramos que, ante un problema tan grave, es imprescindible actuar y poner freno a las dinámicas especulativas de un sector que, pese a la situación social, continúa incrementando sus beneficios sin medida