La estructura de espacios libres propuesta desde el planeamiento abarca espacios de muy diversa escala, desde los que tratan de servir a un suelo consolidado muy deficitario a los grandes espacios naturales periféricos. Los planteamientos de los parques de cierto tamaño se apoyan en las buenas condiciones que ofrecen los cauces de los ríos o los embalses para estas actuaciones, o el intento de ligar espacios de diferente naturaleza penetrando en cuña en el interior de la ciudad.

 

El Ebro y El Iregua

Desde la redacción del Plan Comarcal, los cauces del Ebro y del Iregua se han considerado como el mayor potencial paisajístico de la ciudad, y el planeamiento ha evolucionado desde una posición inicial de indiferencia e incluso rechazo a los espacios de las riberas a otra en la que claramente este río protagoniza alguno de los episodios urbanísticos más interesantes.

  • Consolidación en una primera etapa de las zonas deportivas en la orilla izquierda del Ebro, con la construcción de la pasarela y las instalaciones de Las Norias.
  • Ejecución del parque del Ebro, momento importante para el cambio en la percepción del río por los ciudadanos.
  • Introducción de usos residenciales ligados a los espacios libres del río, y ampliación de éstos hacia el interior de la ciudad (Ciudad Santiago, El Cubo, Excuevas – Cuarteles).
  • Extensión del parque del Ebro aguas abajo (conexión con el paseo de la Florida) y aguas arriba (enlace con el parque de la Isla, del sector "El Cubo").
  • Estructuración de los espacios libres de la orilla izquierda, buscando su continuidad, y rehabilitación del Matadero como Casa de las Ciencias.
  • Intervenciones en Madre de Dios, en el que un nuevo parque se acompaña de residencia (Santa Juliana) y equipamiento público (palacio de congresos, universidad, plaza de toros…)
  • Parque en el Iregua, abarcando todo su recorrido en el término municipal.
  • Inicio del crecimiento residencial en la orilla izquierda (El Campillo) aumentando las infraestructuras de conexión entre ambas orillas.

En general se persigue la utilización del Ebro como elemento lineal vertebrador de un sistema de espacios libres de diferente carácter, desde los ligados a zonas más urbanas (parques, zonas verdes) a otras  más naturales de conservación estricta, como los sotos, procurando enlazarlas mediante recorridos peatonales. En el Iregua se adoptó un criterio más homogéneo, de carácter intermedio.

 

La Grajera

El parque periurbano de La Grajera complementa los sistemas de espacios libres de los ríos y del interior de la ciudad. Reúne tratamientos de conservación de la naturaleza (pantano, balsas y fauna asociada) repoblación forestal, senderismo, golf, ocio al aire libre (juegos, asadores…) y culturales (aula de la naturaleza).

 

Zonas verdes del interior de la ciudad

Históricamente Logroño ha sido una ciudad muy deficitaria en equipamiento de zonas verdes, limitándose hasta los años 70 al Espolón, la Glorieta y el Parque de Gallarza. Desde entonces ha habido un esfuerzo notable en la obtención de espacios de pequeña escala, pero muy implicados en la trama residencial consolidada o en las zonas nuevas.

Las zonas verdes del polígono de Lobete, aunque de ejecución tardía, fueron un alivio a esta situación, acompañadas del parque del Carmen, la plaza Primero de Mayo y la de México.

Hay un primer grupo de espacios de este tipo como objetivo importante del Plan en 1985: Plazas Fermín Gurbindo – Maestro Lope, Parques del Semillero, de La Laguna, plazas de Libourne, Juan Miró, Escocia, Hagunía, Parque del Oeste, parque de San Adrián.

Con posterioridad se han ejecutado otros de parecido carácter, bien en suelo urbano o como resultado del planeamiento parcial.

A una escala superior se planteó el parque de San Miguel, como intento de relación entre las zonas centrales y los espacios exteriores siguiendo el modelo de cuña.

 

Zonas verdes en cuña

Se planteó con la modificación de 1992 el interés de los modelos "en cuña", en los que un gran espacio destinado a parque podía penetrar, estrechándose, en el suelo urbano, y ampliarse hacia el exterior en los terrenos libres de edificación del campo periférico. Un ejemplo de este tipo sería el parque de San Miguel, que se inicia con la pequeña plaza de La Laguna, ensanchándose al otro lado del ferrocarril para continuar más allá de la calle Portillejo y continuar, apoyándose en el Camino de Santiago, para enlazar con La Grajera. Efectos parecidos, a otra escala, se pretenden con algunas de las zonas verdes de El Cubo y Río Lacalzada.