Geología

La geología del término municipal se caracteriza por su sencillez estructural y litológica. El dominio de materiales cuaternarios y terciarios refleja la ausencia de complejidad tectónica.

Por sus repercusiones en los usos y la ordenación del territorio, pueden distinguirse dos grandes grupos:

  • Materiales detríticos sueltos. Incluyen el conjunto de terrazas del Ebro y tributarios, los depósitos de glacis cuya separación de las terrazas es progresiva y no siempre es clara. Son los materiales más adecuados para el desarrollo agrícola, aunque pueden presentar limitaciones debido a la elevada pedregosidad o la presencia de una costra de caliche.
  • Materiales arcillosos de los afloramientos terciarios. Poseen mayores limitaciones que los anteriores para el desarrollo agrícola, y un mayor riesgo de erosión.

Los sedimentos terciarios afloran extensamente en el término municipal, y constituyen la base de los depósitos cuaternarios.

El Cuaternario se encuentra representado por las terrazas fluviales y llanuras de inundación del río Ebro y sus afluentes, principalmente el río Iregua, así como por los derrubios correspondientes a las distintas elevaciones. Sus materiales son muy diversos (gravas, arenas, limos y arcillas), como corresponde a este tipo de sedimentos.

Terciario

Los materiales presentes pertenecen al conjunto Mioceno incluido entre el Aquitaniense y el Vindoboniense. Está constituido por formaciones que representan pasos laterales desde facies detríticas distales a proximales en el relleno de la cuenca terciaria.

La formación Alfaro (Tc11Ba-Bc) está formada por sedimentos de carácter detrítico, concretamente arcillas y limos rojizos, con esporádicas intercalaciones de areniscas de espesor variable. Se extiende por todo el territorio, aflorando en el sur y en el norte, allí donde no se encuentra cubierto por las terrazas más recientes de los ríos Ebro e Iregua. No se conoce la potencia (espesor) en el municipio, pero se sabe de niveles de esta formación que han dado mediciones de 400 m. Las areniscas intercaladas son de dos tipos: unas dispuestas en bancos extensos, normalmente de 0,2 a 1,0 m, de grano fino y cemento calizo; y otras que forman "cuerpos" de 1 a 3 m de espesor, de grano variable, matriz calcárea y muy poco cementadas y que, por lo general, representan depósitos de canal.

La unidad Tsc11Ba-Bc aflora en el noroeste del territorio. Corresponde a las facies marginales noroccidentales de las arcillas y calizas de la formación Tudela, y vienen a ser el equivalente de la formación Alfaro al sur. Su potencia media es de unos 200 m. Está constituida por arcillas beiges, amarillentas y rojizas, con frecuentes intercalaciones de areniscas calcáreas a calizas arenosas, cementadas con cemento calcáreo. Las areniscas representan generalmente paleocanales que, en ocasiones, se erosionan y solapan, constituyendo "cuerpos" arenosos de potencia máxima de 2 m.

Cuaternario

Los depósitos cuaternarios recubren de manera discontinua el territorio y constituyen el principal asiento físico de la actividad agrícola. Unos son de origen fluvial, y forman las terrazas de los ríos Ebro e Iregua y están formados por una acumulación de cantos alóctonos de procedencia longitudinal. Otros son de origen lateral y dan lugar a los glacis. Y otros se hallan relacionados con la terraza inferior actual o llanura de inundación, que se han dado como fondo aluvial o relleno de valle.

Las terrazas suelen ir asociadas a sus correspondientes glacis, formando un único conjunto morfológico sin solución de continuidad. Constituyen unos conjuntos escalonados de glacis-terraza en los que no siempre se puede separar ambas morfologías, tanto por la similitud de los materiales como por superponerse en la vertical. Por ello, se ha optado por crear un grupo llamado "Cuaternario Indiferenciado".

Existen 10 terrazas cartografiadas a lo largo del río Ebro. Estas terrazas se han agrupado de un modo más o menos arbitrario, basado en caracteres litológicos, morfológicos y en la altitud relativa respecto al Ebro. Son las siguientes: Terrazas Altas (niveles 1 a 6), Terrazas Medias (niveles 7 y 8) y Terrazas Bajas (niveles 9 y llanura de inundación). Las terrazas altas y medias se han incluido dentro del Pleistoceno; las bajas en el Holoceno.

Los criterios empleados en la separación cronológica de las terrazas no pueden ser aplicados sobre los glacis. Por ello, aparecen como indiferenciados.

Pleistoceno

Las terrazas altas están representadas por las terrazas T2, T3, T5 y T6. Están formadas por gravas poligénicas con cantos de distintos tamaños, más o menos redondeados, entre los que predominan los de caliza y los de arenisca y cuarcita. Las terrazas superiores están muy consolidadas y presentan en el techo una costra calcárea (caliche) que, a veces, alcanza 1 m. de espesor. Las terrazas inferiores tienen un cemento menos coherente y con frecuencia se intercalan en ellas lentejones de arenas, limos y arcillas ricos en materia orgánica.

El nivel más alto se sitúa a más de 200 m. sobre el actual nivel del río Ebro y se corresponde con el nivel T2 del sistema de terrazas del Ebro. Se localiza al oeste del término municipal, en el paraje conocido como La Rad. Está formado por gravas consolidadas de gran tamaño, con costras de caliche.

El nivel T3 se halla presente en varios lugares del municipio: La Rad de Varea y La Plana, que es donde más extensión ocupan, Monte Cantabria, El Corvo, La Rad de Santa Cruz, El Rodejón y Poyo Agudo. Está formado por gravas consolidadas con costras de caliche.

El nivel T4, bien está ausente o queda incluido en el anterior, mientras que del nivel T5 únicamente se aprecian tres pequeñas manchas, en La Gurusilla y el Monte del Cristo (al oeste del núcleo urbano) y otra en las estribaciones de La Rad de Varea. Está formado por gravas sueltas con abundante matriz arenosa.

El nivel T6 se halla en pequeñas manchas en las estribaciones de La Rad de Varea y de La Plana. Está formado por gravas sueltas, arenas y limos.

Las terrazas medias están representadas por el nivel T7, presente en dos zonas a ambos lados de la carretera N-111. Se encuentra a una altura media de 20-30 m sobre el nivel del Ebro. Está formada por gravas sueltas con escasa matriz arenosa.

Holoceno

En este grupo se incluye la terraza de inundación actual o llanura aluvial.

Las terrazas bajas del Ebro se componen de dos tramos bien definidos: uno inferior de gravas, con cantos rodados poco cementados y con frecuentes lentejones de arenas interestratificados; y otro superior, de naturaleza arcillosa y limosa, que localmente engloba cantos. La potencia de estas terrazas ronda los 25 m.

Se ha relacionado con la llanura de inundación del río Ebro el fondo aluvial o relleno de valle depositado por los afluentes (Iregua) y pequeños arroyos, así como los depósitos de carácter endorréico (laguna de La Grajera). Estos revestimientos cuaternarios, excepto los que cubren el lecho del Iregua, tienen poco espesor, máximo de 5 m, y se componen de arcillas y limos que engloban cantos en su interior. Por el contrario, el lecho del Iregua está formado por materiales rodados y poco enmascarados.

Aguas abajo del núcleo urbano de Logroño, el Ebro presenta muestras de gran actividad, variando de curso continuamente y dejando sobre su llanura de inundación numerosos meandros abandonados. Sin embargo, aguas arriba de la ciudad, el cauce se encuentra encajado, lo cual supone que la llanura aluvial prácticamente no existe.

Cuaternario indiferenciado

Se incluyen en este grupo tres niveles:

  • Las terrazas T8 y T9, cuya diferenciación no se ha podido realizar y que participa de características litológicas de ambas terrazas. Ocupa dos zonas: una aguas arriba del núcleo urbano, limitando con la terraza de inundación, y otra en la zona de Prado Lagar, más o menos al pie de La Rad de Varea. Está formado por gravas, arenas, limos y arcillas con cantos aislados de caliche y materia orgánica.
  • La llamada terraza del Iregua, que ocupa una gran extensión entre los ríos Ebro e Iregua y sobre cuya mayor parte se asienta el núcleo urbano de Logroño. También se encuentra al pie al oeste de La Plana, enlazando con los glacis y formando una misma unidad morfológica. En general está formado por gravas más o menos consolidadas, arenas, limos y arcillas con cantos aislados de caliche y materia orgánica.
  • Por último, existe lo que se ha llamado Cuaternario Indiferenciado. Comprende terrazas medias, terrazas bajas y glacis, asociados sin solución de continuidad con una diferenciación prácticamente imposible de realizar. Está formado por gravas, arenas, limos y arcillas con cantos aislados de caliche y materia orgánica.

 

Geomorfología

Los cauces de los ríos Ebro e Iregua han dejado en el término municipal una extensa superficie cubierta por depósitos de terraza que se escalonan desde más de 200 metros sobre el actual nivel del río Ebro, hasta el cauce aluvial actual.

Las terrazas más altas quedan como superficies llanas elevadas, resistentes a la erosión. Las más bajas están sujetas a la acción erosiva de los ríos, atenuada en la actualidad. En las laderas de mayor pendiente, como pueden ser las situadas al sur de las lomas del Monte Cantabria, El Corvo o Fonsalada, los procesos erosivos llegan a ser muy acusados.

Modelados en glacis

Los llamados glacis de la Rad de Varea y de La Plana son una forma de acumulación con funcionalidad muy limitada sometidos a un proceso de degradación muy atenuado ya que la incisión lineal, en forma de vaguadas, apenas progresa por la elevada permeabilidad de los materiales, la reducida cuenca de alimentación y el hecho de que casi en su totalidad se encuentran cultivados.

Formas y procesos ligados a la dinámica fluvial

Las terrazas más altas, que se corresponden con los niveles T2 y T3, presentan sus materiales cementados y coronados por una costra calcárea (aunque rota por la actividad agrícola), que los hace muy resistentes a la erosión, quedando como superficies llanas elevadas. En su mayor parte, estos materiales son o han sido cultivados.

Los niveles intermedios T5 y T6 son terrazas colgadas prácticamente erosionadas y con una coronación pequeña.

El nivel T7, cultivado, se ve muy poco afectado por la erosión, debido a que prácticamente no circulan por él más que pequeñas acequias de drenaje. Los niveles T8 y T9 presentan las mismas características que el nivel T7.

La terraza de inundación actual de los ríos Ebro e Iregua se ve afectada por la actividad erosiva de las aguas sobre todo del Ebro. Sin embargo, debido a las medidas de protección creadas en ambas orillas, ésta se limita habitualmente a las curvas convexas de aquellos meandros en los cuales puede depositar materiales en épocas de avenida. La actividad del Iregua, debido al escaso caudal que vierte al Ebro, se puede considerar muy reducida.

Pero, a pesar de las intensas medidas de protección en las márgenes, y de la progresiva regulación de la cuenca, los riesgos ocasionados por las avenidas no deben considerarse eliminados. De hecho la pérdida de laminación por el constreñimiento del cauce y la desaparición de los sotos, así como el incremento en la velocidad en la onda de avenida originada por las mismas causas, incrementan los riesgos erosivos en las zonas menos protegidas, e incluso pueden incrementar los daños en el caso de desbordamiento y rotura de las defensas.

Formas y procesos de erosión sedimentación

En este apartado se han incluido una serie de superficies y formas, que junto con el cauce actual del Ebro, pueden mostrarse más afectadas por los procesos geomorfológicos y la acción antrópica. En estas superficies los procesos de erosión-sedimentación, aunque siempre atenuados, se muestran más activos que en el resto del territorio, puntualmente pueden llegar a ser importantes y ser susceptibles de evolucionar desfavorablemente ante determinadas acciones ejercidas sobre el medio.

La zona ocupada inicialmente por la cabecera de los glacis se va transformando lentamente en una serie de depósitos de ladera, incrementándose la pendiente y consecuentemente el riesgo de erosión.

Las zonas de laderas desarrolladas sobre las formaciones terciarias, predominantemente arcillosas, aparecen desde prácticamente desnudas hasta cubiertas con una densa cubierta vegetal de matorral o de arbolado bajo, dependiendo de la pendiente y la orientación. En las laderas de mayor pendiente, los procesos erosivos llegan a ser muy acusados, como pueden ser las laderas sur de las lomas del Monte Cantabria, El Corvo o Fonsalada. En estas laderas los procesos de acarcavamiento son muy acusados o pueden llegarlo a ser de forma generalizada, y el riesgo de corrimientos de tierras es un peligro que no hay que desconsiderar.

Sobre los mismos materiales, pero en zonas con pendiente moderada, la escasa permeabilidad de estos materiales, y su gran erosionabilidad favorecen que la arroyada forme barranqueras. Sin embargo, la existencia de una densa red de acequias de riego hace que no se haya detectado este fenómeno en el territorio.

Dentro de este apartado se han incluido los procesos relacionados con la red de barrancos. Los procesos de incisión son importantes en los barrancos que drenan las principales elevaciones, especialmente los que descienden de La Rad y La Rad de Varea, con pendientes acusadas. Estos últimos, pierden continuidad al alcanzar el glacis o las terrazas medias, provocando arroyadas difusas y pudiendo descargar bruscamente la carga sólida.

 

Edafología

La mayor parte del territorio la ocupan suelos conocidos como "pardos forestales". Las zonas de regadío intensivo coinciden con los denominados "suelos de terraza", desarrollados sobre llanuras aluviales a partir de la capa de limos. Las zonas de fuerte pendiente y afectadas por la erosión coinciden con regosoles. En el meandro de Los Americanos y alguna isla del Ebro se encuentran arenosoles.

Arenosoles

Se desarrollan sobre sedimentos actuales caracterizados como "barras de acreción lateral actual". Son suelos profundos, con un horizonte A muy delgado y con la típica estratificación cruzada de los depósitos aluviales. Textura con más del 90% de arena, por lo que también se les conoce como "Suelos esqueléticos arenosos". Sólo se encuentran en algún punto concreto del meandro de Los Americanos y en alguna isla del cauce fluvial.

Fluvisoles calcáricos

Conocidos comúnmente como "Suelos de terraza". Son suelos de perfil A1C, desarrollados sobre llanuras aluviales, a partir de la capa de limos que cubre el depósito de cantos. Espesor variable como corresponde a la naturaleza de los aportes fluviales. Son suelos profundos, de forma que no afloran los cantos que existen en profundidad. Su textura es fina: franca y limosa, pero dado el carácter alóctono de los materiales, puede variar entre amplios límites. Suelos imperfectamente drenados debido a su textura fina. Régimen hídrico de tipo arídico, lo que indica que a nivel superficial existe una notable deficiencia para el desarrollo de la vegetación. No ocurre lo mismo en niveles profundos o en zonas ligeramente deprimidas, donde la presencia del acuífero proporciona humedad más o menos constante a lo largo del año. En nuestra zona, ocupan la llanura de inundación y la terraza inmediatamente superior. Estos suelos se encuentran cultivados en prácticamente toda su extensión con un régimen de uso de regadío intensivo.

Cambisoles cálcicos

Conocidos como "Suelos pardos forestales". Son suelos de perfil A B C, desarrollados sobre los materiales arcillosos del Terciario y sobre los materiales detríticos de las terrazas altas. En general poseen un horizonte A profundo, rico en humus; un horizonte B, limoso, con estructura poliédrico-subangular. Son suelos de textura fina, con alto contenido en carbonatos. Hay caliza en todo el perfil, lo que da al suelo un carácter básico, aún teniendo valores de pH próximos a 7,5. Puede presentar problemas de permeabilidad, lo que dificulta el lavado de la caliza hasta el horizonte C, al que se pasa gradualmente desde el superior.

Ocupan la mayor parte del territorio, ya que se asientan tanto sobre los materiales arcillosos del Terciario como sobre las terrazas altas. Según donde se asienten, presentan unas peculiaridades u otras. Por ejemplo, los que se asientan sobre terrazas colgadas presentan una elevada pedregosidad, que, a su vez, varía según los materiales que conformen la terraza. Los que se asientan sobre materiales terciarios, tienen una pedregosidad mucho más baja.

En general son suelos aptos para el cultivo en las zonas más o menos llanas de pie de monte, mientras que en las zonas llanas de las terrazas altas la pedregosidad supone un factor limitante de gran importancia. En las laderas, tienen una clara vocación forestal.

Regosoles

Son suelos desarrollados sobre materiales blandos y arcillosos. Ofrecen únicamente un horizonte óchrico de poco espesor, contenido escaso en materia orgánica y alto en carbonatos. Dada la fácil erosionabilidad de los tipos de roca donde se asienta, aparecen siempre que la pendiente es algo fuerte. Coexisten entonces áreas de suelo con desarrollo inicial con otras en las que la roca, más o menos alterada, aparece en superficie. Se han clasificado de esta manera los suelos de las laderas de mayor pendiente y más afectadas por la erosión. Es decir, las laderas del Monte del Rincón, Fonsalada, El Corvo y Monte Cantabria.