En términos generales, como aspectos peculiares del suelo industrial de Logroño destacarían:

  • La inmediatez de otras comunidades autónomas con planteamientos de absorción de industria local, estableciendo polígonos industriales muy próximos a la ciudad.
  • La existencia de un gran sector industrial de suelo público (El Sequero: 246 Has. con ampliación prevista) fuera del término municipal.
  • La tendencia histórica a ocupar con instalaciones industriales la mayoría de accesos de la ciudad (excepto el sur) contra la que han combatido los planeamientos a partir de 1985.

La evolución seguida hasta la fecha ha sido la siguiente:

En un primer estadio (creación del Polo de Desarrollo y Plan Comarcal de 1974) el criterio fue crear nuevos polígonos industriales "ex nuovo" y consolidar las implantaciones existentes, estuvieran donde estuvieran, englobándolas en sectores más amplios. Superficie total prevista, 773’3 Has. Se establecieron medidas restrictivas para las industrias en el interior de la ciudad, y los beneficios del Polo consiguieron el traslado de algunas de las más importantes a las nuevas zonas.

Tras la crisis económica, el Plan General de 1985 descalificó parte importante de dicho suelo, principalmente el inviable por necesidad de infraestructuras inviables por entonces. El Ayuntamiento había conseguido sacar adelante con dificultades el sector de La Portalada (91 Has.) mediante el sistema de cooperación, pero en otras zonas las dificultades eran insalvables. El Ayuntamiento, a pesar de su protagonismo en la ejecución del planeamiento, no disponía apenas de suelo industrial propio, y no podía por tanto ejercer una política de control de precios del suelo industrial.

La necesidad de nuevo suelo residencial en la revisión de programa de 1992 supuso plantearse la renovación de tejido industrial inadecuadamente ubicado. Dando por buenas las situadas al este (Cantabria, La Portalada) por su relación con los vientos dominantes, el resto de zonas industriales eran un obstáculo al crecimiento residencial, por lo que se propuso su renovación. Salvo oportunidades concretas, fruto del cese de actividad de alguna instalación, la renovación se planteó a largo plazo (24 años) en gran parte del polígono de Cascajos, en la zona norte de San Lázaro en avenida de Lobete y en otras zonas de menor entidad. En esos ámbitos se delimitaron planes especiales de reforma interior, (PERI) y una normativa transitoria que permite el mantenimiento de industrias durante el plazo señalado o su sustitución por usos de almacén-exposición hasta que se produzca la renovación.

A pesar del largo plazo previsto, el planteamiento ha sido bien recibido, aunque la dificultad de poner de acuerdo a todo un PERI ha forzado a modificaciones puntuales del Plan que segregan del ámbito del PERI a parcelas concretas para anticipar su renovación. Los problemas de ordenación que suponen esa actuación fragmentada se han intentado paliar mediante la elaboración de directrices de planeamiento.

Con posterioridad se ha extendido el criterio de renovación mediante PERI a otras zonas, como el resto del polígono de San Lázaro o el pequeño grupo frente al cementerio.

Al ser escasa la disponibilidad de parcelas industriales, los precios de venta experimentaron un alza notable y la atención se centró en el nuevo sector de La Portalada II, para el que se estableció el sistema de expropiación, que permitiría su rápida ejecución y el control del suelo resultante por el Ayuntamiento.

En la adaptación del Plan general a las nuevas determinaciones estatales y autonómicas sobre urbanismo se introduce una nueva categoría de suelo, el urbanizable no delimitado, en la que se ha tenido en cuenta la importancia del suelo industrial estableciendo dos áreas "Portalada III" y "Las Cañas" destinadas a este fin con 206’2 Has. en total. Ambas hoy día están prácticamente ejecutadas.